Objetos de uso diario como pastas de dientes o jabones pueden tener efectos neurotóxicos. El triclosán (TCS) es un agente antimicrobiano y bactericida que se encuentra en múltiples sustancias del día a día. Recientemente se han visto sus efectos nocivos para el cerebro, a diferencia de otras sustancias que parecían ser nocivas pero no lo son.

¿Qué es el triclosán?

Se trata de una molécula que se une con gran facilidad a la grasa. Se producen 1500 toneladas de esta sustancia al año. De esta cantidad, un 85% se destina a productos de uso personal, y un 5% a textiles. Anteriormente también podía encontrarse en productos en contacto con la comida (plásticos, pesticidas, etc.). Por suerte, este uso se prohibió en 2010 en la Unión Europea. Sin embargo, sigue presente en jabones, zapatos, telas, pastas de dientes y artículos médicos. La FDA puso fecha tope también para eliminarlo de productos médicos en 2016, pero no en productos de cuidado personal.

El TCS daña la función cardíaca y la contracción muscular porque altera los niveles normales de calcio. Recientemente se ha observado una relación entre el estrés oxidativo que produce y la progresión del cáncer de hígado. Asimismo, produce una alteración en la microbiota intestinal.

Con respecto al cerebro, se ha visto que disminuye la expresión de receptores NMDA. Se considera, por lo tanto, como un agente neurotóxico que, además, causa comprar doxycycline.

¿Cuáles son sus efectos neurotóxicos?

El triclosán afecta a la plasticidad sináptica de las neuronas hipocampales. Incluso en cantidades minúsculas se encuentran efectos nocivos. Disminuye la respuesta de neuronas hipocampales en CA3 y CA1. Por lo tanto, entre sus efectos nocivos se encuentra la afectación de la memoria espacial.  Los niveles alterados de calcio también se pueden observar en las neuronas del hipocampo y corteza entorrinal. Además, se ha visto que incluso ante una exposición baja a TCS, éste se termina acumulando en el tejido nervioso.

En resumen, los efectos negativos fundamentales que aparecen son:

  • Reducción de la plasticidad sináptica de las neuronas hipocampales.
  • Reducción de las señales espontáneas de calcio.
  • Peor memoria espacial.

Conclusiones

El triclosán está presente en productos que están directamente en contacto con nuestro cuerpo. Algunos de ellos son los jabones o las pastas de dientes.

Al ser una sustancia muy lipofílica, se absorbe muy bien a través de la piel. Por este motivo, en humanos se almacena en diferentes regiones, como el tejido adiposo, tejido cerebral e incluso en la leche materna. A causa de éste último, se cree que puede pasar también a los fetos de forma intrauterina.

De forma post-mortem se ha encontrado también una acumulación leve en el cerebro. Como futura línea de investigación, se plantea ver qué niveles hay en el líquido cefalorraquídeo. Estas líneas de investigaciones futuras son clave para dilucidar el efecto de los neurotóxicos con los que estamos en contacto frecuentemente. De este modo, poder obtener pruebas que permitan una reducción sustancial en los productos que utilizamos cada día.

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