Actualmente, en las sociedades desarrolladas la esperanza de vida se ha incrementado. Consecuentemente se ha producido un aumento en las enfermedades degenerativas asociadas a la senectud. Entre ellas, el deterioro cognitivo es la principal causa de discapacidad a nivel mundial.

 

Siguiendo la hipótesis del “continuo cognitivo”, entre un 10% y un 15% de los diagnósticos de deterioro cognitivo leve (DCL) en personas de más de 65 años terminan derivando en demencia. Por este motivo, se han investigado factores que puedan servir de protección ante esta enfermedad. Los factores más importantes en este aspecto son los siguientes: el nivel educativo y las actividades de ocio. Ambos factores generan una influencia directa en la reserva cognitiva de la persona.

Muchos estudios observacionales recalcan que tanto las actividades educativas como la lectura son fundamentales a la hora de prevenir el riesgo de padecer deterioro cognitivo.

Objetivo del estudio

Se busca determinar la relación entre el hábito de lectura y el deterioro cognitivo en personas mayores de 65 años. También se pretende poder delimitar los factores que reducen el riesgo de padecer esta enfermedad, utilizando la siguiente clasificación: lector frecuente, lector ocasional y no lector.

Conclusiones de la investigación

Tanto el hábito de lectura como la frecuencia de esta se encuentra muy relacionada con el padecimiento de deterioro cognitivo. La efectividad aumenta significativamente en edades superiores a 75 años. Es decir, los hábitos de lectura frecuente minimizan el riesgo de presentar deterioro cognitivo o, dado el caso, pueden evitar que progrese hasta la demencia.

De esta manera, podemos determinar que el uso de la actividad  lectora como herramienta para prescribir en el tratamiento.

 



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