- 29 enero, 2018
- Posted by: Rocío Muñoz
- Categoría: Neurorrehabilitación

Adoptamos una postura horizontal de nuestro cuerpo para descansar o dormir, mientras que la mayoría de las tareas diarias la realizamos en posiciones verticales. Diversos estudios exponen que la posición de tumbado, con respecto al posicionamiento vertical, conlleva menor activación cortical, menor plasticidad y una respuesta nociceptiva y emocional alterada.
El siguiente estudio expone cómo la postura determina diferencias significativas en la activación de distintas áreas del SNC. Además, nos ayuda a comprender los diferentes resultados obtenidos mediante las distintas técnicas de neuroimagen, teniendo en cuenta que cada una se llevan a cabo en una posición concreta.
Investigaciones recientes
El estudio realizado por Chiara Spironelli y Alessandro Angrilli tuvo como objetivo determinar la activación cerebral de los participantes en las diferentes posiciones (tumbado y sentado). Se utilizó la Electroencefalografía (EEG), midiendo las bandas de alta frecuencia, asociadas con la activación de las funciones cognitivas superiores.
Con este fin, se asignaron dos grupos aleatorios de 16 participantes cada uno. El grupo control permaneció en la postura de sedestación, mientras que el grupo experimental realizó varias transiciones corporales, pasando de sedestación a supino, quedándose en la posición de supino durante 2 horas con los comprar diflucan, y después realizando la transferencia de supino a sedestación.
Los resultados revelan que la posición de decúbito supino implica un cambio en la activación cerebral. Concretamente aparecen disminuidas las amplitudes de la banda EEG Beta y Gamma, siendo esta activación bilateral a nivel cortical. Por otro lado, durante la sedestación, ambos grupos presentaron mayor activación en algunas áreas del hemisferio izquierdo frente al derecho. Las áreas hemisféricas izquierdas con mayor actividad se encontraron en el lóbulo frontal, la ínsula y el área de Broca. Esta distribución de la actividad se relaciona en concreto con funciones lingüísticas-ejecutivas, del habla o del pensamiento interno.
Conclusiones
Los resultados de este estudio evidencian que la posición de nuestro cuerpo implica la activación de redes corticales diferentes. A su vez, nos muestra que la postura de supino induce una “desactivación cortical”.
Por un lado, es importante tener en cuenta estos aspectos en la interpretación de las pruebas de neuroimagen. Por otro, estos resultados nos indican la relevancia de la posición corporal en los procesos de neurorrehabilitación.
En cualquier caso las evidencias descritas nos muestran que el posicionamiento tiene un papel a destacar sobre nuestra actividad cerebral.