- 7 enero, 2019
- Posted by: Alba Ganivet
- Categories: General, Investigación, Neuropsicología, Terapia Ocupacional

Como bien sabemos, las enfermedades neurodegenerativas interfieren en el funcionamiento de la vida diaria, afectando a la independencia del paciente. La Enfermedad de Alzheimer (EA), de etiología desconocida, constituye una de las enfermedades con crecimiento más rápido. Datos de la OMS señalan que la EA representa aproximadamente el 50-75 % de todos los casos de demencia.
La Enfermedad de Alzheimer se caracteriza por un deterioro progresivo de la memoria, así como de otras funciones cognitivas. No existe cura o tratamiento para revertir su evolución. Sin embargo, un diagnóstico precoz, así como un tratamiento farmacológico y neuropsicológico tempranos, son clave para mejorar su curso. Otro punto esencial sería el conocimiento de los factores de riesgo de la EA, aún en estudio.
Actualmente, se plantea que en torno a un 20% de la EA es de origen genético, mientras que un 80% se debe a factores ambientales. Estas causas ambientales apuntan a la exposición a tóxicos, agentes infecciosos, y estilo de vida. Es importante por tanto, tener control sobre diversas enfermedades, aumentar la reserva cognitiva o cuidar la alimentación, por ejemplo. También, hábitos como el tabaquismo influyen potencialmente en la aparición del Alzheimer. Se evidencia así que en numerosos casos, los factores de riesgo de la EA pueden comprar cialis.
Factores que afectan al Alzheimer
Como ya hemos comentado, la modificación de los factores de riesgo reduciría en gran medida la aparición o el impacto de la EA. La investigación reciente indica que una intervención sobre estos factores previene el declive cognitivo. Además, se mejora así potencialmente el estilo de vida de estas personas.
Diversas investigaciones indican que una mayor reserva cognitiva supone una protección ante la aparición de la EA. También dota a la persona de una funcionalidad mayor, al disponer de más recursos en su día a día.
El tabaquismo aumenta en gran medida el riesgo de aparición de Alzheimer. También se ha relacionado en gran medida con otras enfermedades neurodegenerativas. Por ello, eliminar el consumo de tabaco es crucial para disminuir el riesgo de padecer demencia. Algunos autores indican incluso una asociación del 100% del incremento de riesgo de la demencia tipo Alzheimer.
La resistencia a la insulina es un vínculo entre el Alzheimer y la diabetes tipo II. Múltiples estudios señalan que la presencia de diabetes en los primeros años de vida duplica el riesgo de padecer demencia. Algunos profesionales han llegado a denominar al Alzheimer como diabetes tipo III.
Una actividad física frecuente contribuye a reducir el riesgo de múltiples enfermedades crónicas. En este grupo de enfermedades incluimos también la demencia tipo Alzheimer. El deporte aumenta el flujo sanguíneo cerebral y estimula el crecimiento neuronal. Además, reduce el riesgo de hipertensión y obesidad, también factores de riesgo modificables en la EA.
La alimentación: Ese gran apoyo
Por otra parte, la dieta constituye un estilo de vida saludable y reduce el riesgo de padecer múltiples enfermedades. Es uno de los factores ambientales modificables más importante. Incluir numerosos nutrientes es crucial para evitar la aparición de diversas enfermedades. Son numerosos los estudios que señalan que la dieta mediterránea se asocia a un deterioro cognitivo más lento. También reduce el riesgo de padecer EA.
Por otro lado, el consumo de alimentos antioxidantes reduce el estrés oxidativo, tan perjudicial para la sinapsis. El consumo de vitaminas C y E, así como de flavonoides (té, aceite de oliva, frutas y verduras), ayuda a reducir el impacto de los radicales libres.
Las vitaminas del complejo B se han estudiado también en relación a la Enfermedad de Alzheimer. Juegan un papel como cofactores en el metabolismo de la homocisteína. El déficit de vitaminas del grupo B aumenta la presencia de homocisteína, y así, mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
También el consumo de ácidos grasos omega-3 es particularmente importante para el cerebro. Estos ácidos grasos modulan la integridad tanto de la corteza como de la sustancia blanca cerebral. Estudios epidemiológicos hacen referencia a las propiedades protectoras de estas sustancias frente a enfermedades neurodegenerativas. Sobre todo, es potencialmente importante para la aparición de demencia vascular, EA, y demencias mixtas.
Conclusiones
Actualmente se realizan grandes esfuerzos por comprender los motivos de la aparición de múltiples enfermedades. A pesar de que se desconoce la base de algunas de ellas, sabemos ciertas acciones que podemos realizar para prevenirlas. Las hay tan sencillas como cambiar patrones de alimentación, por ejemplo. Es uno de los mayores ejemplos de que más vale prevenir que curar.
Referencia
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